El mundo no siempre es de color rosa. Y coger el camino fácil, aunque es tentador, no es lo que te ha llevado a donde estás ¿verdad? A veces, nos toca lidiar con personas dentro del equipo que, en lugar de sumar, restan, y eso suele ser frustrante, muy frustrante, de hecho. Y lo es más si resulta que esa persona antes era de tu total confianza, pero ha cambiado y ahora te está decepcionando día a día, y peor aún, crea conflictos con los demás y torpedea el desempeño del resto del equipo.
Así que ¿qué podemos hacer? Lo primero, ¡calma! Sé que a veces lo que te pide el cuerpo es estallar por fin ante alguna de sus provocaciones y que se quite de tu vista de una vez. Lo entiendo, de verdad, todos somos humanos y tenemos un límite, pero vamos a ver si podemos tratar de darle la vuelta a la situación. Recuerda que si está ahí es porque en algún momento fue beneficiosa para el equipo, y podemos conseguir que vuelva a ser igual o incluso más valiosa. Así que insisto, aunque sé que es difícil lo conseguirás: ármate de paciencia y ¡calma! Necesitamos que estés centrado y con una actitud positiva para enfrentarte a este reto, esto es fundamental. Ese es el primer paso: tú.
Lo segundo que tenemos que hacer es saber por qué esa persona está actuando así. Evidentemente tiene que haber un motivo para su comportamiento. Ese motivo puede ser laboral o personal, pero sea cual sea su origen tienes que conocerlo para saber si está en vuestra mano ayudarle a solucionarlo y superar este momento juntos. Si lo conseguís (estoy segura de que así será) piensa que esto os unirá más y le darás la vuelta a la situación, pasarás de tener un empleado difícil a un devoto trabajador. Y no solo eso, sino que conseguirás también el reconocimiento del resto del equipo, porque serás su salvador. Ten estos beneficios en mente porque te ayudarán en tu motivación para afrontar el conflicto.
Recuerda que si esta persona forma parte de tu equipo es porque en algún momento fue beneficiosa para él, y podemos conseguir que vuelva a ser igual o incluso más valiosa".
Y ahora, llega el momento: tienes que reunirte con él. Sí, no puedes obviar el problema, ni delegarlo, ni esperar a que solucione solo. Tienes que coger el toro por los cuernos, sentarte con él, ver qué está pasando y tratar de recuperar a esa persona para la empresa. Y cuanto antes lo hagas mejor: solucionar un problema cuando es pequeño es más fácil que hacerlo cuando se ha hecho gigante.
Para afrontar esta reunión te doy unos cuantos consejos. El primero es obvio: hazlo en privado. Si vais a hablar de cosas tan trascendentales que están alterando el clima laboral debéis hablarlo entre vosotros y que nadie más sea testigo. Así conseguirás que se abra más a ti y te ayudará a profundizar en la raíz del conflicto.
Otro punto importante en esa reunión es tu actitud: tienes que encontrar la manera de ser claro, pero amable y conciliador. Solo así conseguirás que se abra a ti y te cuente lo que sea que está pasando. Muchos intentarán ponerte nervioso, incluso sacarte de tus casillas con sus quejas. Tienes que mantener la compostura y hacer gala de tu saber estar ante este perfil de empleado. Mantén una posición relajada y nunca eleves el tono de voz, aunque él sí lo haga.
Tienes que encontrar la manera de ser claro, pero amable y conciliador. Solo así conseguirás que se abra a ti y te cuente lo que sea que está pasando".
Te puede ayudar la puesta en escena, es decir, cómo os sentéis. No te pongas en tu sillón, detrás de tu mesa, porque de esta manera parecerá que lo estás enfrentando y no es esa la situación que necesitas. Así que siéntate a su lado. De esta manera le estarás transmitiendo tu buena disposición y allanará el camino para que te hable de lo que le preocupa.
Y ahora al lío: cómo llevar la reunión. Ya sabes que se cazan más moscas con miel que con hiel, así que empieza recordándole que posee grandes cualidades que son valiosas para vosotros (porque las tiene, sino no estaría en vuestro equipo, y por ellas es que quieres que se quede). Eso hará que baje la guardia, te preste toda su atención, y, sobretodo, que no se ponga a la defensiva. Por supuesto no podemos quedarnos ahí, a continuación tienes que ser muy claro en que existe un conflicto, que estás ahí para lo que necesite, y que tu intención es ayudarl@ a solucionarlo. Ojo: no se trata de hacer todo lo que el empleado quiera pero sí de dedicarle más tiempo y atención. Hazle ver cuál es su conducta pero también cómo podrías ayudarle a mejorarla.
Lo sé, es un proceso largo, que requiere tiempo y paciencia y que, con frecuencia, querrás abandonar. Pero no te rindas, recuerda los beneficios que comentamos con anterioridad, que son mejores que la alternativa: que una persona valiosa tenga que abandonar el equipo.
Como cierre de la reunión es importante que establezcáis algunos compromisos. Esos compromisos deben ser mutuos, sí mutuos: recuerda que te has comprometido a ayudar, así que como conclusión tal vez sea bueno que hagas un resumen de lo que habéis acordado. Cuando lo hagas empieza por tus deberes, y después pasa a los suyos. Así le demostrarás que estás implicado al 100 %, que apuestas por él y que vais a conseguirlo, juntos.
Además, debéis acordar fechas para hacer el seguimiento de esos compromisos. Procura que no se dilaten mucho en el tiempo porque este trabajador requerirá que estés pendiente de él durante las próximas semanas.
Sé lo que parece: es más fácil decirlo que hacerlo. No te agobies, claro que puedes hacerlo. Solo tienes que encontrar la manera: ¿me dejas ayudarte? Tal vez podríamos ensayar juntos esa reunión, buscar la mejor manera de enfocarla y llevarla con éxito. Y hablar después de que la hayas tenido para que sea efectiva y no se quede en una simple charla más. Depende de ti, ¿quieres ser el salvador o el verdugo?