Todos pensamos que el sueldo es motivador, que ayuda a que trabajemos más y mejor. Pero ¿y si te digo que esto no es cierto?
Hazte esta simple pregunta, y sé sincero en la respuesta (sino esto no tendrá sentido): si te pagaran más, ¿trabajarías más duro? Probablemente, la respuesta es en parte sí y en parte no (soy gallega, así que no puedo evitarlo). Pero si lo piensas bien, descubrirás que un sueldo más alto puede animar a cambiar de trabajo o a trabajar más rápido o más duro, pero solo durante un ratito, después pierde fuerza muy pronto.
Es decir que, si nos suben el sueldo, nuestra productividad se verá incrementada en el corto plazo, pero pasado un tiempo volveremos a las mismas. Y no, esto no quiere decir que tengamos que dejar de pagar a nuestros empleados o dejar de subirles el sueldo, sino que hay que hacerlo, pero hacerlo bien.
Paso a explicarme. ¿Conocéis a Frederick Herzberg y su teoría de Motivación e Higiene? En ella Frederick habla de que las personas estamos influenciadas por dos factores, los higiénicos y los motivacionales.
Un sueldo más alto puede animar a cambiar de trabajo o a trabajar más rápido o más duro, pero solo durante un ratito, después pierde fuerza muy pronto".
Las cosas que crean satisfacción son las que están bajo el control del trabajador, esto es, las que se relacionan con lo que él hace y con cómo lo desempeña. De hecho, la motivación se describe como la energía que da el impulso necesario para conducir a las personas a depositar sus fuerzas en la organización con el objeto de alcanzar los resultados. Suena genial ¿verdad? Pues es posible.
Por su parte, la insatisfacción casi siempre es consecuencia de los otros factores, los que Herzberg llamó factores de higiene, que se conocen así porque producen insatisfacción si no están presentes, pero una vez que están cubiertos no tienen apenas efecto real en la satisfacción a largo plazo. Es decir, la presencia de estos factores permite que la persona no se sienta insatisfecha en su trabajo, pero no implica que generarán la motivación necesaria para la consecución de los objetivos que se le hayan puesto. Su efecto es como un medicamento para el dolor de cabeza, combate el dolor pero no mejora la salud.
De hecho, la Motivación a través del dinero es una estrategia muy anticuada y hoy en día solo la utilizan empresas con estrategias de recursos humanos muy básicas. Y no quieres que ese sea tu caso, ¿o sí? ¿Quieres que tu empresa, independientemente de su tamaño, sea de primer nivel? Pues escucha esto: las compañías que más pagan rara vez ocupan las listas de las mejores empresas.
Las políticas de compensaciones económicas para conseguir un alto rendimiento consideran que la nómina debe cumplir estos dos principios: el primero es que el nivel de salario sea el de mercado, sobre todo para evitar la rotación de personal. Y he aquí el primer buen consejo del día: debes conocer no sólo cuánto sino también cómo paga tu competencia. Si no lo sabes, ¡despierta, espabila e infórmate ya! No necesitas pagar una enorme factura de una gran consultora para saberlo, seguro que conoces a directores de empresas de tu sector con los que puedes cambiar impresiones y enterarte. Invítalos a comer y estoy convencida de que además del tema salarial podrás descubrir alguna otra cosa importante para tu trabajo.
Las cosas que crean satisfacción son las que están bajo el control del trabajador, esto es, las que se relacionan con lo que él hace y con cómo lo desempeña".
Eso sí, aquí tengo que hacer una advertencia: si descubres que estás pagando más que los demás, no se te ocurra bajar los sueldos a los empleados. Sé más listo y usa este punto en tu beneficio.
El segundo punto importante que deben cumplir las nóminas es satisfacer todas las necesidades básicas del empleado, lo que es imprescindible para conseguir su estabilidad personal. Porque sin estabilidad no hay buenos empleados, en esto estaremos de acuerdo ¿no?
Una vez dicho todo esto: ¿qué puedes hacer para mejorar la motivación en tu empresa? Hay multitud de ejemplos, desde espacios de distracción, ofrecer formación en aspectos no relacionados con su puesto de trabajo, comedor, flexibilidad en las vacaciones… Pero uno que es básico y que se puede llevar a cabo de la manera más sencilla y barata es reconocer los puntos fuertes y el trabajo bien hecho. Ante una felicitación el empleado se siente emocionalmente vinculado y eso sí es motivador. Porque nada se agradece más que una sincera palmadita en la espalda y, además, comprobarás lo bien que te sientes tú también.