
Gadgets de última generación, televisiones cada vez más grandes y con mejor definición, tecnología punta… Vivimos en una sociedad consumista, que nos dice que necesitamos una cosa tras otra tras otra para ser felices. Así que me ha dado por pensar en lo que necesito en mi vida. Y claro, también en lo que no.
Lo primero que me viene a la mente, cuando pienso en las que sí necesito, son cosas inmateriales: amor, cariño, comprensión, compañía, alegría. Necesito sentirme especial. Necesito felicidad. Y eso, no me lo dan los objetos que poseo o que deseo poseer sino la gente que me rodea.
Conclusión: no son las cosas, son las personas lo que me hace feliz. O infeliz, depende del caso.
Conclusión: no son las cosas, son las personas lo que me hace feliz. O infeliz, depende del caso.
Un ejemplo sencillo son las amistades de nuestros hijos. Desde pequeños nos preocupamos por conocerlos y, seamos sinceros, también por evaluarlos: ¿será este niño tan movido bueno para mi hijo? ¿Esa niña tan lanzada, será una influencia positiva para mi hija?
Pensamos que si están rodeados de “buena gente” será más difícil que se desvíen del camino. Queremos estar al tanto, y tenerlos cerca, a ellos y a sus amigos, nos da la sensación de que los tenemos controlados.
¿Por qué lo hacemos? Porque sabemos que los demás nos influyen. Por muy fuertes que creamos ser, los otros, a veces, nos inducen a hacer o decir algo que, en otras circunstancias, no haríamos.
Nos vemos reflejados en otros, son un espejo en el que mirarnos. O más bien en el que nos gustaría mirarnos. Esa es una de las herramientas más poderosas del marketing. Si esa persona, a la que quieres y admiras, es tan feliz con su nuevo iPhone, y lo compro ¿seré yo también igual de feliz?
Los demás nos hacen necesitar cosas que ellos tienen y les hacen felices (o eso nos parece a nosotros). Porque, en nuestra inocencia, pensamos que, si eso les hace felices a ellos, también nos hará felices a nosotros.
Los demás nos hacen necesitar cosas que ellos tienen y les hacen felices (o eso nos parece a nosotros). Porque, en nuestra inocencia, pensamos que, si eso les hace felices a ellos, también nos hará felices a nosotros.
Pues resulta que no, eso no es lo que necesito en mi vida. Tener el PC Gaming más avanzado o conseguir las nuevas Jordan Air One (digo conseguir porque ¡están agotadas!) nos da un momento de placer. Pero eso, amigos míos no es la felicidad. O por lo menos no lo es para mí.
La experiencia te permite aprender, y en la mayoría de los casos, avanzar. Una parte muy importante de ese maravilloso viaje que es la vida, es encontrar tu camino. Encontrar, por ti mismo, qué te hace feliz, qué te hace sonreír, qué te emociona, y claro, también eso sin lo que no puedes vivir.
Una parte muy importante de ese maravilloso viaje que es la vida, es encontrar tu camino. Encontrar, por ti mismo, qué te hace feliz, qué te hace sonreír, qué te emociona, y claro, también eso sin lo que no puedes vivir.
Así que me he propuesto hacer una lista con lo que necesito en mi vida. Creo que es un buen ejercicio para poner en su sitio mis prioridades. Advertencia: no están todas las que son, pero si son todas las que están. Aquí la tenéis:
- MI HIJO (sí, en mayúsculas)
- Familia
- Pareja
- Amigos
- Salud
- Tiempo
- Casa
- Audiolibros
- Vino blanco
- Playa
- Hamaca acolchada
- Caminar
- Descubrir sitios nuevos
- Conversaciones profundas
- Dormir
- Gente
- Mascota
- Comida
- Mochila
- Documentales
- Películas
- Zapatillas cómodas
- Sol
- Lluvia
- Tierra
- Césped
- Azul
- Verde
- Piscina
- Ducha
- Vestidos largos
- Sneakers de colores
- Bandolera
- Gafas
- Aperitivo
- Sandalias
- Manicura y pedicura
- Crema hidratante
- Estrella Galicia
Esto es lo que necesito en mi vida. Y tú, ¿qué cosas necesitas en la tuya? ¿Nos las cuentas, por favor?
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