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Motivar en tiempos de crisis

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Siempre he dicho que los buenos líderes se descubren en los momentos difíciles: cuando todo parece hundirse a nuestro alrededor surgen cual faro que nos guía y nos lleva, en volandas, a tierra firme. Ante la tormenta se yerguen seguros, confiados y con el temple necesario para capear el temporal. Parecen no tener miedo al mal tiempo cuando todos estamos temblando. Desafían al viento y surcan las olas que, a ellos, parecen acariciarles mientras a los demás nos golpean, una y otra vez, sin que podamos evitarlo. Y, en esos casos, capitanean expertamente el timón hasta acompañarnos al puerto más seguro.

¿Cómo conseguir ser ese líder, ese salvador del barco que zozobra, que va a la deriva? Cuando todo va bien y el mar está en calma es fácil ser ese faro, pero cuando las cosas se tuercen: ¿cómo liderar cuando parece que todo se va a pique? ¿Cómo motivar al equipo en tiempos de crisis?

Hay multitud de variables externas que influyen en la economía y en la sociedad que no podemos manejar y que inciden, irremediablemente, en nuestras organizaciones".

crisis A estas alturas ya sabes que no puedes controlarlo todo. Hay multitud de variables externas que influyen en la economía y en la sociedad que no podemos manejar y que inciden, irremediablemente, en nuestras organizaciones. Cuando esto ocurre y nos asaltan imprevistos imposibles de vaticinar, encarar la situación resulta, como poco, retador.

Vivimos momentos convulsos, así que gestionar y motivar en tiempos de incertidumbre es algo con lo que los líderes del presente se encuentran cada día. Tiempos donde tenemos que mantener la mente más despierta que nunca y donde nuestros instintos, nuestros conocimientos y nuestra experiencia deben entrar en juego a su máxima potencia. Y no podemos perder, porque perder no es una opción: hay demasiado en riesgo.

Hay varias formas de encarar estas situaciones, pero de todas ellas creo que la más inteligente es capear el temporal como decía al inicio. Negar la realidad solo retrasa lo inevitable, así que reaccionar, no dejarse llevar por el pánico, mantenerse firme, con la moral alta y accesible al equipo es lo más sabio. Porque en medio de esa vorágine de circunstancias hay una verdad incuestionable: sin equipo no hay empresa. Por eso en momentos como éste. ellos deben ser tu prioridad.

Así que para empezar voy a pedirte que, por un momento, te pongas en su lugar. Si debido a las condiciones adversas que atravesáis tú tienes miedo, imagínate cómo estarán ellos: vivir sin saber si mañana va a haber empresa a la que regresar o en la duda constante de si voy a tener empleo hace imposible que puedan trabajar en las condiciones que necesitáis en este momento. Por no hablar de la tortura psicológica que implica y que afectará negativamente a su salud emocional. Y así resulta imposible trabajar, producir y rendir.

Nuestra primera labor es la comunicación para la acción. Habla con el equipo de manera transparente y honesta, sin resultar alarmista".

Lo más probable, de hecho, es que estén paralizados, esa es una de las primeras consecuencias del miedo. Por eso nuestra primera labor es la comunicación para la acción. Habla con el equipo de manera transparente y honesta, sin resultar alarmista, claro está. Para conseguirlo expón de manera clara y sencilla lo que realmente está pasando, con hechos y datos concretos, sin juicios de valor. Pero, ojo, no puedes quedarte sólo en eso, y centrarte únicamente en el problema: tienes que dar a conocer también qué planes tenéis para combatir la situación, cómo vais a superarla y qué medidas vais a tener que poner en marcha y cual será su alcance. Explícales, además, qué se espera de ellos, que tienen toda tu confianza, y que juntos saldréis de esto más fuertes.

sacrificio empresaPor otro lado, tienes que darles también la oportunidad de que pregunten, de que te muestren sus miedos porque será la mejor manera de poder despejarlos y combatirlos. Y, sobre todo, un consejo importante: no mientas. Ya sé que he dicho que no seas alarmista, pero eso no te da carta blanca para decir cosas que sabes que no podrás cumplir. Dar la cara dice mucho de ti y ayudará a los demás a saber qué esperar y por tanto adaptarse a la nueva situación más rápidamente.

Vamos a ponernos en la peor de las situaciones: no poder pagar sus sueldos. Lo primero, como hemos dicho, no lo escondas y comunícalo. Si crees que eso puede ayudar a la empresa a que salga adelante de un bache puntual y tenéis un plan que creéis que puede funcionar, háblalo con el equipo y que sepan la que se les viene encima. Explícales la medida que vais a adoptar, por qué vais a hacerlo, cómo se va a llevar a cabo y qué evolución prevista tiene dicha medida. Si saben lo que va a pasar podrán prepararse para el futuro inmediato, pero encontrarse de pronto con todas las facturas e hipoteca por pagar y que no te llegue el ingreso puede ser demoledor para la gente, así que afróntalo y pide su ayuda y su comprensión. Estoy segura de que si te ven con las ideas claras y la disposición adecuada conseguirás que sigan confiando en ti a pesar de la debacle que les estás comunicando.

Ten presente que en momentos tan duros como éste sale lo mejor del ser humano y también, por desgracia, lo peor, pero si lo haces bien la solidaridad se abrirá paso frente al egoísmo. Habrá gente del equipo a la que su economía personal les pueda permitir ese tiempo sin ingresos, pero otros no podrán asumirlo por mucho que quieran. Y tienes que saber distinguirlos y tratarlos. En este último caso tienes dos opciones: o les pagas (si puedes hacerlo y los demás están de acuerdo, de ahí lo de la solidaridad) o les das la opción de que se puedan buscar otro trabajo.

Una tercera opción podría ser que en lugar de dejar de pagarles el 100% de su salario a todos los trabajadores durante un tiempo, les puedas pagar un porcentaje de su sueldo, aunque eso implicará que se alargará en el tiempo. Díselo, acláraselo y deja que sean ellos quienes decidan: al fin y al cabo, es su vida.

En cualquier caso, como decía, esta es una medida absolutamente extrema así que no lo hagas si no ves que hay posibilidades de que vuestro plan de choque puede funcionar: si no puedes pagar las nóminas y además sabes que hagáis lo que hagáis estáis abocados al cierre la situación es otra muy distinta y por tanto no juegues con la vida de la gente ni con su dinero. Asúmelo, aprende de los errores, y afronta las consecuencias con valentía y honestidad. No hay más ciego que el que no quiere ver, que ese no sea tu caso.

Pero bueno, me esto poniendo en lo peor y espero sinceramente que la cosa no llegue a esto. Así que vamos a continuar con otro punto importante para motivar en tiempos de crisis: predicar con el ejemplo. Comunicar que en la empresa tenéis que apretaros el cinturón y a continuación irte de comilona no es muy buena idea, ¿no crees? O pedirle a los demás que se reduzcan temporalmente el sueldo y que tú cobres íntegra tu nómina tampoco ayuda.

Vigilar más que nunca tu comportamiento y hacer que sea ejemplar es imprescindible para conseguir que los demás arrimen el hombro ahora que más lo necesitáis".

Como líder tienes que ser el que más se sacrifique, y también el que menos se queje. ¿Es injusto? Pues sí, porque tú también eres humano y a lo mejor ni siquiera eres el dueño y eres un empleado más, pero recuerda que estás en una palestra donde todos te ven, eres el referente para los demás. Así que, aunque creas que nadie se va a enterar, lo harán, y las consecuencias serán catastróficas. Por eso, piensa bien lo que haces y no des lugar a que duden de ti. Vigilar más que nunca tu comportamiento y hacer que sea ejemplar es imprescindible para conseguir que los demás arrimen el hombro ahora que más lo necesitáis.

Está claro que, como decía antes, es injusto que tú no puedas quejarte. Y más cuando seguro que eres el que más presión estás soportando y el que, por tanto, más lo necesita. Claro que necesitas desahogarte, de hecho, es muy sano para tu salud mental y física que lo hagas. Lo que digo es que no lo hagas en la empresa: existen otras vías que puedes usar. Hazlo, pero en privado y sin que trascienda.

Algo que también funciona muy bien para motivar en tiempos convulsos es buscar una compensación. Quiero decir: sí, vale, no queda más remedio que reducir salarios, pero a cambio vamos a ser más flexibles con tu horario, o con los días de presencia, o vamos a ofrecerte más días libres. Esto no implica una relajación de las expectativas, porque te necesitamos al 200%, ni por supuesto que baje el rendimiento. De hecho, si se hace bien debería producir justo el efecto contrario y la productividad debería aumentar. Se trata, más bien, de un “win to win”: tú te sacrificas por la empresa y, en reconocimiento a ese esfuerzo extra que estás haciendo, la empresa te ofrece una mayor flexibilidad. Lo que no te pago en salario monetario lo hago en salario emocional. De hecho: ¿sabes que más del 70% de los trabajadores en España estarían dispuestos a cobrar menos a cambio de jornadas de trabajo más flexibles? Pues úsalo a tu favor, porque este debería ser uno de los revulsivos que ponga de nuevo a la empresa en órbita.

escuchar empleadosOtro punto a tener en cuenta es el reconocimiento laboral: tienes que premiar y felicitar a los que lo están haciendo bien. Por favor, invierte tiempo en esto (y no sólo en tiempos de crisis), porque es importante y hará que la gente se sienta más implicada en los objetivos y, por tanto, trabajará más y mejor. Todo elogio que haga a las personas sentirse satisfechas con su buen hacer y su gran desempeño hará que su motivación crezca y, con ella, que los resultados sean mejores. No tiene por qué llevarte tiempo, pero esos 5 minutos al día bien invertidos pueden valer más que un gran cheque. Un ejemplo sencillo: de vez en cuando envía un email de felicitación a toda la empresa por algo bueno que haya pasado (siempre hay cosas buenas, sólo tienes que buscarlas) y felicita a los empleados por el trabajo bien hecho. Tú te sentirás bien, y ellos se sentirán bien. Y ojo, que la clave aquí es que hay que hacerlo de vez en cuando, no una vez aislada. Si lo haces con asiduidad generarás un espíritu de positividad que se contagiará, correrá como la pólvora por toda la empresa, y creará una mejor atmósfera de trabajo. Y eso, a corto, medio y largo plazo, se mire por donde se mire, implica beneficios.

Algo que no suele hacerse y que también resulta muy motivador es darles a los empleados su propio espacio. Y digo que no suele hacerse porque dejar que los trabajadores hablen libremente suele producir miedo: normalmente porque creemos que van a ser todo críticas y eso es algo que no llevamos bien. Pero darles la oportunidad a los empleados de expresarse, de aportar valor, de decir abiertamente y sin cortapisas qué se hace mal, o, en positivo, qué se puede hacer mejor puede ser también un gran revulsivo para vuestra empresa. Que no te dé miedo: no se trata de un espacio donde la gente se queje de todo y de todos sino una palestra donde se expongan, de puertas para adentro, las posibles mejoras que se podrían implementar y, también, por qué no, las dificultades que se encuentran en su trabajo.

En una palabra, se trata de escucharlos. Porque lo que tienen que decir es importante para el proceso de mejora continua en el que estáis inmersos y que necesitáis que funcione para poder salir del pozo en el que estáis metidos. ¿Quien hay más adecuado que el que hace las cosas, para decirte cómo se podrían hacer mejor? Sé que si lo haces te sorprenderás: verás que no se trata de criticar por criticar (aunque es posible que al principio tengas que ayudarles para dirigir la reunión) sino que aporta, y mucho, a mejorar la calidad de vuestro trabajo. Además, si lo que te preocupa es que de esos espacios salgan nuevos objetivos que te supongan a ti más mochilas que cargar a tus espaldas, te equivocas: si los lideras bien puedes organizar equipos de trabajo que lleven a cabo los acuerdos a los que, por consenso, lleguéis. Ni siquiera tienen que ser los jefes de departamento los que se hagan cargo, puede ser cualquiera que veas que muestra interés y que veas que tiene la constancia para perseguir que se consiga el resultado. Si lo haces así, les darás a todos ese extra de motivación que tanta falta hace. Porque aportar algo positivo y ayudar a conseguir nuevas metas nos hace, a todos, sentirnos genial ¿a que sí? Pues úsalo también en tu beneficio.

Cuida y fortalece tu propia motivación personal. Tú eres el referente, el espejo en el que todos se miran, y, por tanto, no puedes fallar".

Y, por último, pero no menos importante: cuida y fortalece tu propia motivación personal. Ya lo hemos dicho: tú eres el referente, el espejo en el que todos se miran, y, por tanto, no puedes fallar. Si el faro se apaga el barco acabará en las rocas, y tú eres ese faro. La tripulación necesita que su capitán, es decir tú, esté atento para dar los golpes de timón que sean necesarios, y que serán los que los llevarán a buen puerto. Por eso, ahora que te necesitan más que nunca, tienes que estar ahí para ellos.

Pero todos somos humanos. Y nos cansamos. Mucho. Porque tirar de todos todo el tiempo es agotador. Créeme: te entiendo, lo sé, lo he vivido, y estoy aquí contigo, estoy aquí para ti. Por eso he dejado este punto para el final. Pero tengo que decirte que, si no te cuidas, si no trabajas en fortalecer los pilares que te hacen fuerte, si no descansas lo suficiente para coger más fuerzas, si no desconectas de vez en cuando del día a día y dejas que te absorba, si no te apoyas en algo y/o en alguien, no estarás en condiciones de aguantar. Y quiero que lo hagas. Y quiero que tengas éxito. Por eso te digo que es necesario, yo diría vital, que adquieras una serie de hábitos que te ayuden a mantener tu motivación personal. De ahí nacerán tus fuerzas.

Una idea para mantener tu motivación personal a tope puede ser conocer y escribir cuáles son tus razones para alcanzar tus metas personales. Con todos esos motivos diseña un cartel y ponlo en tu habitación, o en el baño, o en la cocina. Cualquier lugar donde puedas verlos y recordarlos cada día. De esta manera, cada vez que te sientas abrumado, angustiado o perdido, las palabras o las imágenes que hayas creado te darán aliento. No te olvidarás ni perderás el enfoque de tu camino.

Es esencial que mantengas la capacidad para ilusionarte. Por muy difícil que sea la situación en la que te encuentres debes seguir dejando volar tu imaginación, y tratar de transformar esos sueños en retos asumibles. Las metas que te propongas han de mantener despiertas tus ganas de salir adelante ante las adversidades, y te ayudarán a crecer, evolucionar y superar los obstáculos. Puedes tomarte unos momentos para reflexionar sobre ello, establecer un plan de acción y, ante todo, actuar sobre ellos. Eso te hará ganar motivación personal.

Date permiso para alegrarte y celebrar los pequeños logros que vayáis consiguiendo. Que estéis pasando un mal momento no significa que todo sea malo malísimo: incluso en la oscuridad hay luz. Así que cuando algo bueno pase, regálate algo (no tiene que ser algo material, puede ser tiempo, o la tarde libre, o un fin de semana de 3 días) y felicítate por lo que sea que hayáis conseguido, porque te brindará una dosis de motivación, entusiasmo y ganas de seguir con las metas que te has propuesto. ¿Sabes por qué? ¡Porque ya has demostrado que lo puedes conseguir! Y porque estáis un paso más cerca del final del túnel.

Recuerda: con la motivación adecuada todo es posible, incluso lo imposible.

despedir respeto

¿Cómo despedir con respeto a un miembro de mi equipo?

despedir respeto

Prescindir de un trabajador respetándolo como persona.

Por desgracia, tengo amplia experiencia en despedir, pero quiero pensar que esa experiencia me ha enseñado las claves de despedir con respeto.

Es algo duro, que te deja varios días sin dormir, y dándole vueltas a la cabeza (muchas vueltas).

Primero pensando en si es la decisión adecuada, y segundo, intentando definir cómo hacerlo bien.

Buscando la manera de herir lo mínimo posible la autoestima de esa persona de cuyos servicios voy a prescindir.

Pero si algo he tenido claro en estos casos es que por muy desagradable que sea para mí ese trago, para la persona despedida lo es un millón de veces más.

Así que siempre me he regido por una máxima, despedir con el máximo respeto hacia la otra persona.

Los motivos para respetar y para despedir.

Sea lo que sea lo que haya motivado el despido, ten presente que esa persona necesita volver a trabajar.

Por lo tanto hay que tratar de que se vaya con la cabeza lo más alta posible.

Necesitará de todas sus fuerzas para volver a empezar, así que tenemos que intentar no arrebatárselas del todo.

Y digo sea cual sea el motivo, porque, aunque haya hecho algo muy grave debemos ser conscientes de que todos tenemos un mal día, todos tenemos un momento de debilidad.

Eso no nos convierte en malas personas (o mejor dicho en malos trabajadores), para siempre, por lo tanto no se puede esperar que vaya a hacer lo mismo en el siguiente trabajo.

Las personas cometemos errores muy graves, eso sí, pero al fin y al cabo errores.

Despedir no es cerrarle la puerta de su futuro.

Todos somos humanos, y en ocasiones la ignorancia, la arrogancia, la falta de carácter, el compañerismo mal entendido, o simplemente la mala cabeza, nos llevan a donde no deberíamos haber ido nunca.

Sí, ha metido la pata, hasta el fondo, pero ¿quiénes somos nosotros para condenar el futuro laboral de nadie?

También entiendo que no puedas mirar para otro lado y tengas que tomar una decisión tan drástica como es prescindir de un miembro de tu equipo.

Tienes un equipo que liderar y hay cosas que no se pueden permitir.

Porque ser líder tiene una parte muy bonita: motivar, implicar y desarrollar personas es genial.

Pero liderar también implica tomar decisiones difíciles.

Y no es justo para el resto del equipo que a alguien se le permitan cosas que a los demás no. O que otros tengan que hacer su trabajo porque no puede o no quiere hacerlo.

(si quieres saber más acerca de esto hay varios artículos sobre el tema aquí)

Despedir con respeto para que busque su lugar.

Manteniendo a alguien en un puesto que no le corresponde, no le haces ningún favor.

Llamadme optimista, pero siempre he pensado que lo bueno siempre está por venir y que hay un lugar adecuado para cada persona, y si ese no es el suyo, aunque no lo vea en ese momento, no es bueno para él.

Sé que la gente tiene miedo al cambio, y por supuesto sé que quedarse sin ingresos de repente es un golpe muy muy duro.

Pero también sé que todos, más tarde o más temprano, encontramos nuestro camino.

Antes o después aparece el lugar de trabajo que nos hace feliz y en el que encajamos a las mil maravillas, aunque nos hayan obligado a extender las alas y volar para hallarlo.

Eso, a medio y largo plazo, es bueno para esa persona, aunque en el momento le cueste mucho verlo.

despedir respeto

Cómo ayudar a alguien del que debes prescindir.

Ayudarle a conseguir visualizar que en su futuro encontrará algo más adecuado a su perfil debe ser uno de nuestros objetivos cuando efectuemos el despido.

No es fácil.

Tenemos que escoger con mucho cuidado las palabras adecuadas.

Que la persona despedida no se quede con la idea de que le estás diciendo que prescindiendo de sus servicios le estás haciendo un favor.

Porque no es así.

Y no es eso, para nada, lo que queremos transmitir.

Despedir con respeto identifica a los buenos líderes.

Comprobarás que estoy dando por sentado que no te equivocas con la dura decisión que has tomado.

Y lo hago porque confío en ti y en tu criterio.

A ningún líder le gusta despedir, pero normalmente en estos casos las señales de lo que debes hacer son enormes, y leerlas para ti, como buen líder que eres, es fácil.

Además, se supone que has hecho todo lo necesario para darle la vuelta a la situación.

Que no puedes trasladar a esa persona a otro puesto, o a otra parte de la empresa.

Si es así y no queda más remedio que despedir a alguien, vamos a hacerlo con respeto.

Cuando tienes claro que una persona debe ser despedida lo peor que puedes hacer es demorar la situación. Esa nunca es una buena decisión».

¿Cómo despedir a alguien mostrándole respeto?

No demores la situación.

Mi experiencia me dice que cuando tienes claro que una persona debe ser despedida lo peor que puedes hacer es demorar la situación.

Esa nunca es una buena decisión, porque lo único que va a pasar, y, créeme, lo sé por que me ha pasado demasiadas veces, es que la situación vaya a peor.

Nunca, en ninguna circunstancia, ha mejorado.

Y hablo del 100 % de los casos, así que si lo tienes claro aborda el tema y prepárate para efectuar un despido.

Retrasarlo solo lo hará todo más difícil: para él, para el equipo y para ti.

Aspectos legales del despido relacionados con el respeto al trabajador.

Una vez tomada la decisión lo primero que tienes que hacer es tener en cuenta los aspectos legales del despido.

Hacerlo y hacerlo bien implica unos pasos que en ningún caso te puedes saltar porque podrían implicar un despido nulo.

Y eso es un lío monumental porque te obligará a volver a readmitir al trabajador y como comprenderás, eso no va a resultar fácil para él ni para el resto.

No sería tener en cuenta la dignidad de ese trabajador.

Volver a un sitio donde te han dejado claro que no te quieren solo acarreará problemas para todos.

Por tanto, asesórate con un buen equipo de abogados y ten muy claros los pasos legales a seguir sin saltarte ni uno.

¿Qué decir para despedir con respeto?

Ahora llega el momento clave: la charla.

Mi primer consejo es que te prepares mental y sentimentalmente para esa conversación.

No puedes hacer esto en un hueco entre reuniones o llamadas de teléfono.

Estamos hablando de algo que afectará gravemente a la vida de esa persona y eso se merece que te tomes tu tiempo y que pongas en ello todos tus sentidos.

Y digo que te prepares también sentimentalmente porque no es algo fácil: por muy duro que seas (o que te lo hagas), sabes que vas a comunicarle algo que pondrá su mundo del revés y hacerlo te afectará a ti y también al equipo.

Por eso si tu objetivo es despedir con respeto a esa persona que ha compartido parte de su vida contigo y tu equipo prepárate conscientemente para lo que debes hacer.

Todas las personas con las que nos relacionamos nos despiertan algún tipo de sentimiento, por pequeño que sea, y créeme, todos ellos aflorarán en ese momento como un torbellino que te estrujará el corazón.

Y el que lo esperes no lo hará más fácil pero sí puede ayudarte a sobreponerte y poner todo tu empeño en hacer esto lo mejor posible.

Y lo más importante: puede y debe prepararte para hacerle el trago al despedido más llevadero.

Las personas primero, aunque tengan que irse.

Porque tu prioridad en este momento debe centrarse en él.

Es él, la persona despedida, la que más pierde en esto.

Aunque estés convencido de que él se lo ha buscado piensa que vas a abrir un enorme abismo bajo sus pies.

Así que ponte en su lugar.

Cada persona es un mundo, y debes conocer a tu interlocutor para poder adaptarte a lo que necesita oír en este caso.

Hay quien no quiere que se le den vueltas a las cosas y que se lo digas rápido y sin rodeos ni circunloquios.

Pero también hay quien espera comprensión, cariño y que le cojas de la mano para no caerse de la impresión.

¿Qué decir para mostrar respeto durante el despido?

Tienes que ser claro, directo y explicarte bien desde el principio.

No puede quedar ninguna duda de que el despido es efectivo desde ese mismo momento, y que no hay nada que pueda hacer o decir para evitarlo.

Así que empieza por ahí.

Para decir eso no tienes porque ser hiriente, o cruel.

Claro que debes ser transparente y sincero, pero el cómo se dicen las cosas es casi tan importante como el qué se dice.

Y este es uno de los momentos donde esto es enormemente importante, porque la sensibilidad está a flor de piel.

Evita en todo momento hacerle sentir avergonzado por no haber dado la talla».

Busca la manera de hacerte entender, y evita en todo momento hacerle sentir avergonzado por no haber dado la talla, porque no haya hecho un buen trabajo, porque no haya cumplido con vuestras expectativas o porque ha cometido una falta grave.

Ahora ya no sirve de nada, y aunque debemos aprender de nuestros errores podemos hacerle ver la situación desde el punto de vista positivo y no echarle a él toda la responsabilidad de lo que ha pasado.

Ten presente que eso es así: que alguien falle en la empresa no es solo culpa suya.

Tal vez no deberíamos haberlo seleccionado, o tal vez nuestro nivel de exigencia es demasiado alto, o tal vez nuestros controles han fallado y han permitido que se cometiera una enorme negligencia.

Pero que alguien no sea la persona adecuada para el puesto no es solo responsabilidad suya.

Todos nos hemos encontrado con gente que por mucho que se esfuerza y deja toda la carne en el asador no encaja, y eso, como digo, no es culpa suya.

Pero sí es quién paga los platos rotos.

Prescindir de alguien no es buscar culpables.

Cuando digo que no hay nada que pueda hacer o decir para evitar el despido es porque lo que no puedes permitir es que la comunicación del despido se convierta en una discusión.

La decisión ya está tomada y no beneficia a nadie que os enzarcéis en quién dijo o hizo qué y cuándo lo hizo.

Eso no lleva a ninguna parte, o sí: a que los dos acabéis con un enfado monumental, os gritéis a pleno pulmón y asustéis con vuestra batalla dialéctica al resto del equipo que os contemplará atónito.

Ahora nada de eso es pertinente: déjale explicarse, o incluso que repita las excusas de siempre.

Tiene todo el derecho del mundo a desahogarse y debes permitirle hacerlo, pero no entres al trapo.

Por tu parte lo que toca es que le agradezcas la labor que ha realizado, porque seguro que algo ha hecho bien, y que recuerdes todo lo positivo que ha aportado a la empresa y al equipo, que seguro que también lo hay.

Sacar a la luz todos los fracasos que han llevado a tomar esta fatídica decisión solo harán que la persona se sienta atacada, herida y le provocarás un resentimiento que no traerán nada bueno para nadie.

La vida es larga y el mundo un pañuelo y podéis volver a encontraros en el camino.

Deja la puerta abierta a que puedas ayudarle en su nueva búsqueda de trabajo, pero sólo si crees que lo merece y realmente estás dispuesto a hacerlo».

No le crees falsas expectativas ni te comprometas a nada que no puedas cumplir.

Ayúdalo a continuar su viaje.

Una forma de arrimar el hombro sería que le proporciones una carta de recomendación.

Es una forma de hacerle saber que le apoyas en el futuro que emprende y que esto solo es una piedra en el camino que podrá superar y que tienes toda la intención de ayudarle a hacerlo.

¿Crees que esto se ha acabado?

Pues no: hay que comunicar al equipo que esa persona ya no forma parte de él.

Y al hacerlo hay que ser muy cuidadoso, porque como decía al principio esa persona tiene que poder seguir adelante, abrirse camino en otro sitio, y no tiene porque estar pagando por un error el resto de su vida.

Así que, otra vez insisto, no lo condenemos.

No explicar abiertamente los motivos que han llevado a prescindir de esa persona nos puede hacer quedar como el malo de la película.

Pero si eres un buen líder los que te conocen y trabajan contigo sabrán que si lo has hecho es porque tenías motivos sobrados para ello.

Quizá no sepan qué pasó exactamente pero si les demuestras cada día tu buen juicio, tu justicia y tu generosidad confiarán en ti y en tu criterio.

Despedir con respeto para ser mejores líderes.

Hablar mal de alguien con quien hemos trabajado, aunque tengamos razones y pruebas para hacerlo, no te hace mejor líder.

Pregúntate, ¿qué ganas con ello?

Hacer leña del árbol caído no trae nada bueno, para nadie, y todos tenemos que pasar página de lo que ha pasado y seguir adelante.

Ese es mi consejo, es lo que yo siempre he hecho en estos casos, y la verdad, me ha ido bien.

Con la mayoría de la gente que he tenido la desgracia de despedir me han unido lazos incluso de amistad y de buenos deseos mutuos a lo largo del tiempo.

¿Y sabes otra cosa muy importante?

A todos les ha ido bien, y yo me he alegrado por ellos muchísimo.

Y sé que ellos se alegran también de mis éxitos y me lo hacen saber.

Porque despedir puede ser una mala pasada pero despedir con respeto es un arte.

Si quieres dominarlo reserva una primera cita conmigo y te digo cómo hacerlo aquí.

cae bien

Hay gente que cae mal, pero tú no tienes por qué ser uno de ellos

cae bien

A todos nos ha pasado alguna vez que cuando conocemos a alguien nos cae mal de inmediato. Es algo instantáneo, un clic en tu cabeza hace saltar un rechazo visceral y nos impele a alejarnos, lo más que podamos, de esa persona. ¿A que a ti también te ha pasado?

Puede ser su expresión no verbal, pueden ser las facciones duras de su rostro, puede que te haya gruñido en lugar de saludarte educadamente, o puede, incluso, ser su olor (y no tiene por qué oler mal) lo que te disgusta.

Pero la realidad es que ese clic del rechazo express existe y, la verdad, yo no conozco a nadie a quien le guste caer mal. De hecho, a todos nos gustaría ser más simpáticos, porque asociamos la simpatía con aspectos positivos como el éxito, la atracción, el deseo, la energía positiva, la magia, la diversión, la alegría.

Ser simpático, en contra de lo que puedas creer, no significa ser gracioso: no tienes que ser el mejor contando chistes de Lepe. Ser simpático es mantener una actitud positiva y afrontar el día a día con una sonrisa. Ser simpático es ser agradable con los que están a tu alrededor. Ser simpático es tratar de generar espacios de alegría a los demás. Ser simpático es transmitir buena onda a aquellos que están junto a ti. Y para conseguir todo eso no tienes que saber contar chistes.

Las características que más se repitieron a la hora de definir a una persona como simpática fueron sinceridad, transparencia y empatía. Y esto sí se puede aprender".

Muchos creen que se nace simpático, que es algo innato y que no se puede hacer nada para conseguirlo. A esas personas dejadme deciros que estáis equivocados. Un estudio realizado por la Universidad de California evaluó casi 500 descripciones de personas basadas en su percepción de la simpatía. Y hete aquí, que las más destacadas nada tuvieron que ver con ser sociable, inteligente o atractivo. En realidad, las características que más se repitieron a la hora de definir a una persona como simpática fueron sinceridad, transparencia y empatía. Y esto sí se puede aprender.

¿Qué más puedes hacer para resultar simpático? Aquí van algunos consejos:

  • Sonríe. Es el punto más importante: la sonrisa se contagia, y es tan poderosa que, aunque llevemos mascarilla, o hablemos por teléfono, somos capaces de distinguir cuando alguien nos está sonriendo. Tal es su poder y su poderosa magia.
  • Escucha en vez de oír: escucha activamente, demuéstrale a quien te está hablando que estás prestando atención a lo que te dice, por ejemplo, haciéndole preguntas.
  • Muéstrate como eres, sin artificios ni disfraces. No trates de aparentar ni te escondas.
  • Debes ser feliz para transmitir felicidad a los demás, así que quiérete y siéntete bien contigo mismo, porque eres perfecto, aún con tus imperfecciones y tus cicatrices.
cae bien
  • Llama a la gente por su nombre. No hay nada peor que darte cuenta de que quien te habla no sabe quien eres (¿a ti también te ha pasado?). Además, mucha gente se siente invisible: que sepan que tú los reconoces despertará en ellos un sentimiento de simpatía hacia ti imparable. Y si lo olvidas di algo como: «Me he sentido muy a gusto hablando contigo. Soy muy malo para los nombres pero no quiero olvidarme el tuyo. ¿Te importaría decírmelo otra vez, por favor?».
  • Dale al otro su espacio, no trates de ser el protagonista. Ser simpático no implica hablar por lo codos o cuando no te corresponde. Al contrario, es hacer sentir al de enfrente que lo ves y que lo tienes en cuenta.

Tus gestos, tu mirada y el tono de tu voz también hablan de ti: úsalos en tu beneficio".

  • Usa también tu cuerpo para mostrar interés, como inclinarte hacia adelante cuando te hablan o mover la cabeza afirmativa o negativamente. Tus gestos, tu mirada y el tono de tu voz también hablan de ti: úsalos en tu beneficio.
  • Hablando de mirada, mantén el contacto visual. No solo los niños pequeños necesitan que los mires cuando te hablan, a los adultos también nos pasa. Es muy desagradable hablar al cogote de alguien.
  • Buscar puntos en común con la otra persona nos ayuda a conectar. Encuentra qué te puede unir más a esa persona y explóralo. Pueden ser aficiones, valores o simplemente la familia o el trabajo. Eso sí, no le des la razón como a los tontos. Es algo que se nota y que produce ese clic de rechazo express del que hablaba al principio.
  • Esmérate en causar unas buenas primera y última impresiones. Sí, la última también es importante. Para la primera un buen apretón de manos y una sonrisa son imprescindibles. Para la última, puedes, por ejemplo, mostrar interés en mantener el contacto. Eso halagará a la otra persona y le demostrará que has estado pendiente de ella.
  • Puedes tener preparados algunos inicios de conversación, para evitar un incómodo silencio inicial. Dejando aparte el tan manido tema del tiempo, una forma de empezar una charla puede ser pedir consejo sobre algún tema inocuo. Eso sí, te aconsejo que evites como sea la política y que los dejes para cuando seáis más amigos.

Y por supuesto, siempre, siempre, siempre, deja de lado el móvil. Que estés más pendiente de tu smartphone que de la persona que tienes delante solo traerá mal rollo y eso es justo lo contrario de lo que queremos. De hecho, te voy a contar un secreto: hay un botón en tu teléfono que muy poca gente conoce, y que si lo aprietas y lo mantienes durante un rato te convierte en alguien un poquito mejor. Es un botón, (una pista es que suele ser de color rojo), que pone Off. Úsalo, te sorprenderá lo que ocurre a tu alrededor.