Te voy a dar un ejemplo de una situación en la que la mayoría de los adultos consideran imposible controlar las emociones: tu hijo se ha caído y se ha dado un golpazo morrocotudo.
Y tú, por supuesto, eres incapaz mantener la sangre fría.
Lo ves en el suelo cubierto de sangre y tu corazón empieza a palpitar tan fuerte que parece que se te va a salir del pecho.
Entras directamente en modo «os@ protector» (puedes cambiar os@ por leon@ o cualquier animalillo feroz).
Tus emociones salen disparadas y campan a sus anchas por tu cuerpo.
Han tomado el control, te inundan.
Y entonces, alguien te dice: ¡cálmate!
Brrrrr… mirada enfurecida, vena de la frente palpitante.
En ese momento lo odias, ¿verdad?
Aunque sea la persona a la que más quieres en el mundo.
Que justo ahora cuando no puedes controlarte te diga eso, hace que tus emociones se multipliquen e inunden tu sistema.
Han conquistado el control.
Más brrrrr…
-Ya sé que tengo que calmarme, pero ¡no puedo jod*r!
-Pero…
-Ni pero ni pera, por mucho que me lo digas no voy a poder, así que por favor déjalo ya y vete.
Está claro que en ese momento, en esa circunstancia y situación parece que esa no es la manera de ayudar a alguien a calmarse, así que parece difícil ¿verdad?
Me refiero a ser capaz de controlar tus emociones.
Pero no lo es. ¿Sabes por qué?
Porque solo hay 6 emociones básicas.
Sí, sólo 6, así que esto va a estar chupado, ya lo verás.
Confía en mí.
El bueno, el feo, el malo, el regular, el antisistema y el que nadie espera.
Las 6 emociones básicas son: Miedo, Sorpresa, Aversión, Ira, Alegría y Tristeza.
Ya lo sé, tú también te has dado cuenta: parece que hay más emociones negativas que positivas 😞.
Por eso nos dan tanto la lata y nos provocan tanto miedo (sí, reconócelo, a veces sentir da miedo).
Bueno, por eso y porque las negativas duran mucho más que las positivas.
De hecho, ¿sabías que la emoción que más dura es la tristeza y que lo hace hasta 4 veces más que la alegría?
Tienes razón: es una auténtica faena.
Debería ser al revés ¿verdad?
Que las positivas durasen más, que durasen tanto que incluso barriesen a las negativas del mapa.
Pero no es así y nos toca aceptarlo.
Los hombres no lloran.
Porque ese, amigo mío, es el primer paso: aceptar y reconocer nuestras emociones.
Ya sé que en muchos casos nos han educado para esconderlas.
Para negarlas.
Nos han enseñado que las emociones nos hacen vulnerables y ser vulnerables nos hace débiles.
Y ser débiles significa que nos pueden hacer daño e incluso destruirnos.
Te suena esto, ¿a que sí?
Pero no tiene porque ser así, y te voy a contar algo que quizá no te hayan contado antes, aunque a veces necesitamos escucharlo o leerlo más de una vez para que nos cale hondo.
El problema no es lo que sientes, sino cómo lo sientes.
O lo que es lo mismo: la manera en la que interpretas tus emociones cambia la forma en que las vives.
Positivo o negativo: tú decides.
Controlar las emociones es cuestión de actitud.
¿Por qué ante el mismo examen dos estudiantes que se saben la lección al dedillo uno disfruta de lo lindo y lo borda, y otro por el contrario siente un pánico incontrolable y paralizante, y lo hace fatal?
Sencillo: porque lo perciben de manera diferente.
Lo viven de manera diferente, y lo enfrentan con actitudes diferentes.
Entonces.
¿Cómo puedes ser capaz de controlar tus emociones, en lugar de que las emociones te controlen a ti?
Con la actitud adecuada.
Y con algo de ayuda.
Aquí tienes unos cuantos consejos prácticos:
Deja de rumiar.
Sí, ya sabes, como las vacas. 🐄
Esos adorables herbívoros que mastican los alimentos una y otra vez.
Pues a veces tú también haces lo mismo, repites una y otra vez lo mismo en tu cabeza.
Eso solo te conduce a la ansiedad y, en casos más graves, podría derivar en depresión.
Así que ¡¡¡STOP!!! ⛔️
***** Consejo práctico:
Practica (valga la redundancia) durante varios días la escritura expresiva.
Se trata de que, durante 20 minutos escribas sobre una emoción que te afecta, expresando sinceramente los pensamientos y sentimientos que te genera.
Al hacerlo te obligas a examinar esas ideas que te tiene sorbido el coco y a darles una estructura, y de esta manera cierras el círculo vicioso.
Es decir, conviertes la emoción en algo más racional y le restas, por tanto, su carga negativa.
Además, escribir sobre tus emociones te ayuda a curarlas, y no te preocupes si sientes que eres un gran escritor: esto es solo para ti y eres tú el único que va a leerlo.
Para hacerlo de matrícula de honor busca 3 cosas positivas que hayas aprendido de esa situación y apúntalas también.
Hacerlo te ayudará mucho cuando se vuelva a presentar esa emoción que tanto te ha afectado y a la que no podías dejar de darle vueltas (o rumiar).
Encuentra el sentido a tus emociones.
Las cosas ocurren por algo.
Al fin y al cabo las emociones son mecanismos que funcionan automáticamente para ayudarnos a reaccionar con rapidez ante acontecimientos inesperados.
De hecho, cada emoción prepara tu cuerpo para un tipo de respuesta necesaria, adecuada a la situación. Por ejemplo, el miedo provoca un aumento de los latidos cardíacos lo que provoca que llegue más sangre a tus músculos, y esto, a su vez, facilita la respuesta de huida.
Es lo que se llama la función adaptativa.
Encontrar el origen de tus emociones es un buen principio para conseguir curarlas y que no vuelvan a afectarte, o por lo menos que no lo hagan con tanta intensidad, lo cual es un primer gran paso.
***** Consejo práctico:
Piensa en lo que te ha provocado esa emoción tan chunga, pero reduciendo su connotación negativa.
Puedes lograrlo poniendo las cosas en perspectiva.
Te pongo un ejemplo: siempre eres puntual, pero hoy te has retrasado y eso te lleva por la calle de la amargura y te estás machacando vivo.
¡Pues deja de castigarte ahora mismo!
Todo el mundo llega tarde alguna vez, y no se acaba el mundo por ello, así que sé bueno contigo mismo y recuerda que en la balanza hay 5.678.429 veces en las que has llegado a tiempo, frente a una que no.
¿A que visto así no es para tanto?
Copia al especialista en controlar las emociones, el superhéroe.
Los dos consejos anteriores están bien para analizar lo que ya ha pasado y conseguir que en el futuro no tengan el mismo efecto negativo sobre ti.
Pero tú quieres saber cómo controlar las emociones ahora.
¿Cómo gestionar el temblor de piernas, el corazón desbocado, el sudor frío que te corre por la espalda y hacerlo ya?
Ha llegado el momento: tienes que desempolvar la capa de superhéroe que todos guardamos en nuestro armario y ponértela para enfrentar tus miedos.
Solo que esta vez vamos a hacerlo poco a poco, en pequeñas dosis.
***** Consejo práctico:
Hablamos de una terapia de exposición.
Es decir, que tienes que exponerte de manera lenta, controlada y repetida, a la emoción que te paraliza.
Haciéndolo poco a poco vas ganando confianza porque te das cuenta de que no pasa nada.
Así le envías al cerebro un poderoso mensaje, digno del superhéroe que eres: ¡yo puedo con esto!, lo que te ayudará cuando estés en una situación real.
Espera lo mejor y prepárate para lo peor.
Sí, no estoy loca.
Pensar en lo peor que te puede pasar te ayuda a relativizar las cosas y así mantener el control.
¿Sabes por qué?
Porque normalmente, cuando imaginamos lo peor que nos puede pasar resulta que no es tan malo.
Además, te ayuda a darte cuenta de que estás más que preparado si lo peor ocurriera, porque tu mente empieza a hacer planes para adaptarse a esa nueva situación, que intuyes catastrófica.
***** Consejo práctico:
Distrae tu mente con planes “modo supervivencia on”, es decir, piensa en qué podrías hacer si todo se fuese a la mie*da.
Eso te ayudará a descongestionar tus emociones y tomar perspectiva de lo que estás sintiendo.
Espejo, espejito mágico. ¿Quién mantiene la calma mejor que yo?
Ya sé que no eres ni Blancanieves ni su madrasta malvada (ni ninguno de los siete enanitos, espero 😂) pero hablarle al espejo ayuda, créeme.
Verte a ti mismo reflejado, inundado por tus emociones, te permite tomar perspectiva, porque como no te gustará lo que estás viendo vas a querer cambiarlo.
Es algo instantáneo, como el Cola Cao.
Cuanto más consciente seas de lo que estás haciendo, más capacidad para controlarlo tendrás pequeño saltamontes.
Isabel Kung-Fu Sion.
***** Consejo práctico:
Si no tienes un espejo a mano y no puedes ir corriendo al servicio más cercano, usa tu imaginación.
Seguro que recuerdas a Hulk, el monstruo verde en el que se convertía el pobre Bruce Banner.
Pues imagínate a Hulk en pleno cabreo porque no puede abrir el sobre de la mostaza con sus manazas gigantes.
Pero ponle tu cara.
¿A que ya te he hecho sonreír?
Verte desde fuera (no en plan salir de tu cuerpo ni nada de eso, claro está, que eso da yuyu), o mejor dicho, visualizar cómo pueden estar viéndote los demás, te ayudará a calmarte.
Si esto lo acompañas de una respiración pausada y cadenciosa, habremos desactivado la bomba 💣💥
Consejos para controlar las emociones.
Hay varios trucos muy efectivos que te pueden ayudar a distraerte cuando estés en pleno ataque emocional.
Son técnicas de distracción que mantendrán tu mente ocupada, lo que te ayudará a calmarte.
***** Consejo práctico:
Prueba con los trucos de la siguiente lista, pero ten en cuenta de que son ejemplos, pero no son los únicos.
Seguro que hay algo en concreto que te gusta hacer y que te ayudará en estos momentos.
Tu tarea para lograr controlar tus emociones de forma efectiva es encontrar esa tarea cerebral que será tu freno de mano particular.
Pero antes de darte la lista voy a empezar por el final dándote el último consejo.
Porque es un regalo personal mío para ti.
Escucha música que te ayude a recuperar el control (que no sea Heavy Metal, esa te pondrá más frenético 👨🎤).
Si no tienes ninguna aquí tienes el enlace a una que a mí siempre me funciona.
¡Espero que te guste!
10 Técnicas de distracción para mantener la calma.
- Cuenta hasta 10, o si lo necesitas, hasta 1.000.
- Aléjate del lugar y no vuelvas hasta sentirte mejor.
- Habla con alguien sobre la última película que has visto o sobre el libro que estás leyendo.
- Trata de recordar la letra de una de tus canciones favoritas y tararéala en tu cabeza.
- Imagínate en otro lugar, ¿eres de playa o de montaña?
- Busca ese video en YouTube con los gatitos que tanto te hace reír.
- Repasa mentalmente tu agenda, con todo lo que tienes que hacer.
- Haz un crucigrama, una sopa de letras, o un sudoku.
- Los puzzles también pueden ser una alternativa.
- Fija tu atención durante 2 minutos en algún objeto que tengas cerca, a continuación, cierra los ojos y trata de crear una imagen mental de ese objeto y de qué podrías hacer con él.
Como ves son consejos prácticos, fáciles e indoloros.
¿Ves cómo podías confiar en mí?
Además, por si aún no estás convencido de cómo controlar las emociones déjame decirte algo: aunque te niegues a reconocer tus emociones, no puedes dejar de sentir.
Así que mejor hacer algo para ayudarte a gestionarlas, ¿no crees?
Quiérete mucho.
Te aseguro que si los practicas podrás controlar mucho mejor tus emociones en lugar de que sean ellas las que te controlen a ti.
Solo un par de cosas más.
La primera: ¡azúcar!
No soy Celia Cruz, pero verás, te voy a contar un secreto: mantener el control supone un ejercicio importante para tu cuerpo, por lo que consume más glucosa de lo habitual.
Así que algo tan simple como tomar una bebida azucarada 🥤 te ayudará a equilibrarte.
Y por último, pero no menos importante: para conseguir controlar tus emociones es imprescindible que te quieras, que te quieras mucho.
Si esto te cuesta, aquí te dejo un enlace con claves para conseguirlo, aunque tal vez será mejor que me llames y concertemos una reunión para conocernos.
Déjame ayudarte a controlar tus emociones.
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