
Cuándo fue la última vez
Piensa en todos los cambios de los ultimos 10 años a los cuales has necesitado una adaptación.
¿Cuándo fue la última vez que enviaste un fax?
¿Y que usaste uno de esos mapas de papel enormes a los que resultaba imposible devolver a su doblado original?
¿Recuerdas acaso la última carta que escribiste a mano?
Seguramente no, de hecho, yo tampoco lo hago si te soy sincera.

¿Por qué?
Porque ahora envías emails en lugar de usar el fax.
Es más cómodo y no tienes ni que levantarte de la silla.
No usas mapas en papel porque estas geolocalizado y localizable constantemente, rodeado de GPS por todos lados: el móvil, el coche, el smartwatch…
La realidad es que los mapas online son mejores que los de papel y están actualizados constantemente.
Y no cuesta tanto plegarlos.
Además, no sólo nos ayudan con el lugar a dónde vamos, sino que nos dicen dónde estamos, cuánto vamos a tardar en llegar y nos dan a elegir entre varias rutas alternativas.
Y en lugar de cartas, escribes WhatsApp.
Son más rápidos, te permiten saber cuándo los han leído, y lo mejor: facilitan que te respondan de manera instantánea.
Adaptación o evolución.
Evolucionamos, crecemos, cambiamos, y eso está muy bien.
No podemos pasarnos la vida pensando en cuándo fue la última vez.
Lo sé.
De hecho, casi todos esos cambios ocurren de una manera natural. Y eso está aún mejor.
Porque llegado ese punto nos enfrentamos a varios tipos de situaciones, cambios, evolución, revolución.
Dependiendo de cada una de ellas necesitaremos una adaptación mas suave, con cambios relativamente fáciles.
O una evolución total con una adaptación brutal, costosa y difícil.
La cuestión es que todo el mundo piensa que está al día, que está «a la última» en su sector.
Sobre todo cuando hablamos de adaptación en el ámbito laboral.
Pero ¿nos adaptamos realmente tan rápido como cambia la realidad que nos rodea?
Aquí voy a serte brutalmente sincera: ¡¡¡para nada!!!

¿Por qué lo digo?
La adaptación que nunca llegó.
Párate a pensar en alguna de estas situaciones que se dan en la mayoría de empresas con cierto tamaño (seguramente en la tuya también):
- ¿Sigues trabajando en papel e imprimiendo informes pese a las aplicaciones y firmas digitales que hay disponibles en el mercado?
- ¿Das la misma importancia a los clientes que llegan a través de la web que los que llaman por teléfono o se presentan en la oficina?
- ¿Usas tarjetas de visita teniendo la posibilidad de tener una tarjeta de visita virtual en un código QR que se puede visualizar en cualquier dispositivo electrónico?
¡Porque imagino que a estas alturas no seguirás llevando el número de fax en ella 😱!
Pero ¿no me habías dicho que hace siglos que no recibes ni envías un fax?
¿Qué haces entonces con ese número en tu tarjeta de presentación?
Pues lo tienes porque no te preguntas nada.
Simplemente haces lo de siempre, sin cuestionártelo ni planteártelo.
No tomaste acción y tu adaptación nunca llegó.
Y eso es un error.
Garrafal.
Porque los tiempos te pasan por encima, cual excavadora, y tú ni te enteras.
Porque una cosa es no pasarse la vida pensando cuándo fue la última vez que… y otra no pensar en nada.
Los enemigos de la adaptación.
Solo cuando estamos rodeados por todos lados de gente que usa esas nuevas herramientas es cuando nos planteamos cambiar.
Pero nunca somos los primeros. Nunca exploramos las nuevas tendencias.
No somos nada aventureros.

Voy a ponerte un ejemplo sencillo y real: vivo en una urbanización donde somos 44 casas. Todos tenemos una caldera que funciona con gasóleo.
Sí, lo sé: combustible fósil.
Un horror.
Por eso, llevo más de 3 años tratando de cambiar y que nos pasemos a otras energías alternativas.
Además es un momento estupendo para hacerlo porque ahora hay bastantes subvenciones para ello y por tanto resulta hasta barato el cambio.
Me he preocupado de hacer diferentes estudios y contactar con expertos en la materia para tener alternativas.
Pero, cuando las presento, son todas rechazadas.
Y no te creas, los motivos son de lo más curioso, o por lo menos, curioso para mí: desde que las placas solares son muy feas, o dónde voy a poner el cuadro de mandos (que también es muy feo).
En fin, no creo que sea necesario que siga, te haces una idea del panorama.
Lo peor es que no puedo hacer nada sin el consentimiento de la comunidad, porque así lo ponen sus normas.
Así que me encuentro que no solo no evolucionan, sino que no dejan evolucionar a los demás.
Son los enemigos naturales de la adaptación.
Su fortaleza será algún día su mayor debilidad.
La evolución digital de las empresas actuales.
Dime si no te ha pasado alguna vez.
Te presentas delante de tu jefe con una propuesta innovadora, mínima inversión y gran rentabilidad, o al menos mejora sustancial.
¿Qué ocurre a continuación?
Lee el dossier, si tienes suerte, y con las mismas va a la papelera (entiendes ahora porque no debes imprimir estas cosas, pásate al formato online, anda).
¿Qué ha ocurrido?
Pues ha pasado que como es una idea nueva y no la domina, esto es, no ha sido idea suya, la rechaza de plano.
Y te frustras.
¿La verdad?
No me extraña, tienes todo el derecho a sentirte así.
Y no puedes Matar al jefe.
Hacer las cosas como siempre, porque hace siglos que se hacen de esa manera, sin cuestionarse nada más, es frustante. E incluso castrante.
Con mentalidades así, aún estaríamos en la edad de piedra.
No tienes que ser Steve Jobs.
Esa excusa no me vale, porque no, no hace falta ser Steve Jobs para estar a la vanguardia.
Basta con que abras los ojos.
Escuches.
Estés atento.
Seas permeable a los cambios. Y ésta en concreto me parece de lo más importante.

Si tu frase es «Me resbala», háztelo mirar.
Con urgencia.
Pero sobre todo: mantén una actitud crítica ante las cosas.
Plantearte qué haces, cómo lo haces, y por qué lo haces es algo sano y necesario en todo tipo de organizaciones.
De hecho, debería ser obligatorio.
Así que, si está en tu mano hacerlo, por favor, ponlo en marcha en tu empresa.
Fomenta la diversidad, el afán de descubrimiento, la necesidad de mejora continua, la creatividad desbordante.
¿Cómo, te estarás preguntando?
Aquí te dejo un enlace a un PDF con consejos para conseguir formar equipos creativos.
Pero además tengo una gran variedad de procesos testados en decenas de empresas con cientos de personas con los que podrás realizar la adaptación de tus equipos a las nuevas formas de trabajar de manera natural y progresiva.
Si quieres saber más acerca de mi sistema de trabajo, contacta conmigo y te los cuento.
Dejar un comentario
Add a Comment