¿Cuántas gasolineras hay en España? ¿Cuántos esquíes se alquilan cada año? Si tuvieras superpoderes, ¿cuáles te gustaría tener? ¿Qué harías si ganaras la lotería? ¿Cómo le explicarías a alguien cómo se arregla el pinchazo de una rueda de bicicleta? ¿Cuántas porciones tiene una pizza? Si tuvieras que describir el color amarillo a un ciego, ¿cómo lo harías? Si tuvieras que vaciar un avión lleno de caramelos, ¿cómo lo harías? Si te despiertas una mañana con más de 1.000 emails por responder y sólo puedes responder 300, ¿cuáles responderías?
Estos son ejemplos (reales) de algunas de las muchas preguntas que te pueden resultar difíciles a la hora de afrontar una entrevista de trabajo. Y se te harán difíciles porque es posible que no las esperases. ¿Las respuestas? Son más fáciles de lo que crees. El entrevistador no necesita saber cuántas gasolineras hay en España, ni cuántos esquíes se alquilan al año, no busca una respuesta exacta, o un número concreto. Lo que el entrevistador quiere ver es tu forma de razonar, de llegar a una respuesta coherente a partir de información general. Así que no te dediques a buscar las respuestas a estas preguntas en Google, porque si la pregunta cambia estarás perdido, y es imposible saber qué te van a preguntar exactamente: hay muchas más preguntas inesperadas que podrían hacerte.
Lo que el entrevistador quiere ver es tu forma de razonar, de llegar a una respuesta coherente a partir de información general".
¿Qué hacer ante estas preguntas? Ante todo, mantén la calma, e incluso tómatelo con humor (por supuesto, sin abusar). Puedes ganar tiempo diciendo algo como: “Es una pregunta muy interesante, permítame que la piense bien…” Ten en cuenta que, aunque estas preguntas raras te parezca que no tienen sentido, debes responderlas de la mejor manera posible y tratar de no quedarte nunca callado o no contestarlas.
Las preguntas difíciles de verdad son las del tipo: ¿Tienes alguna pregunta o alguna duda? ¿Por qué quieres trabajar aquí? ¿Por qué debería contratarte? Estas son las que realmente debes preparar porque son casi seguras en una buena entrevista de trabajo, y ¿sabes qué?: son grandes oportunidades para que brilles: así que ¡prepáralas!
Sí, no tengas miedo, no son preguntas de examen para ponerte en un aprieto. De hecho, para tu tranquilidad, ante estas preguntas tan abiertas no hay respuestas correctas ni incorrectas. Así que lánzate, sé tú mismo, y, sobre todo, haz ver a tu entrevistador que eres un gran candidato, ya sea por tu experiencia, capacidad, conocimiento o actitud. Una forma fantástica para conseguirlo es poner ejemplos concretos de lo que podrías hacer, esto es algo muy positivo y que tu entrevistador sabrá valorar.
Claro que para ello tendrás que investigar antes, ¿ah, pero no lo habías hecho? Pues ese es un paso previo vital que no puedes saltarte nunca. Como parte de la preparación de la entrevista tienes que saber a qué se dedica la empresa a la que vas a buscar trabajo y conocer el puesto que ofrecen. Si además sabes quién es la persona que te va a entrevistar infórmate todo lo que puedas sobre ella. Con todos esos conocimientos solo te queda sacar a relucir tu ingenio y abordar alguna cuestión que les competa, como sus actividades, sus nuevos productos, sus expectativas para el futuro, etc. Eso les impactará, te lo aseguro.
Para finalizar, estoy segura de que has salido de más de una entrevista con la duda de cómo te ha salido. Pues bien, no pasa nada, ¡pregúntalo! De hecho, suele gustar mucho a los reclutadores. Pregúntales acerca de qué piensan sobre tus características como candidato y qué aspectos te recomiendan fortalecer. En el caso de haber realizado una prueba práctica, también puedes preguntar qué cosas son las que más les han gustado y las que menos. Además de demostrarles que te preocupa seguir mejorando y esforzarte, te darán pistas valiosísimas para futuras entrevistas y eso es un gran avance.
Pregúntales a tus entrevistadores acerca de qué piensan sobre tus características como candidato y qué aspectos te recomiendan fortalecer".
Como consejo final: no exageres y nunca, jamás, en ninguna circunstancia, mientas. Porque al final, en una entrevista todo consiste en ser sincero, mostrar confianza y no tratar de aparentar lo que no eres.