Son fáciles de identificar, así que lo que yo suelo hacer cuando detecto alguno es pedirle que apaguemos el móvil antes de empezar a hablar. Para estar más tranquilos, le digo.
Sí, digo apaguemos, en plural, para que no se sienta señalado. Créeme, no te gustará estar cerca cuando un ego explota: la Matanza de Texas es un juego de niños en comparación.
Si veo que se pone muy morado, y le falta el aire con sólo pensar en apretar el botón OFF, le pido que lo pongamos en modo avión.
Si veo que pasa del morado al azul a velocidad de vértigo, le sugiero que restrinjamos las llamadas. Porque sí, tenemos una tecnología que nos permite escoger quien permitimos que nos llame, ¿no lo sabías?
Pero también te digo: no siempre tengo suerte. Suelen contestar cosas como: “es que estoy esperando una llamada importante”. Y con esa simple frase, te hacen puré. Porque ¿qué narices contestas a eso?
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