¿Para cuando el leader centric?
Tenemos el customer centric, la estrategia centrada en acciones en las que el cliente es el centro y el protagonista.
También tenemos el employee centric, esa estrategia de organización en la que el empleado, el currito, es el principal beneficiado.
¿Acaso los jefes no necesitan nuestra atención y que pensemos en ellos de vez en cuando?
¿Que tratemos de entenderlos y apoyarlos, de ponernos en sus zapatos igual que hacen ellos con los demás?
Ser líder es difícil, y muy duro. Pero ¿por qué nadie lo ve?
¿Cómo es posible que no exista una corriente leader centric? Me pregunto yo.
No pretendo decir que todo se centre en una sola persona, pero ¿no podría convivir esa corriente con las otras?
Claro, hay que centrarse en los empleados, y también en los clientes, por supuesto. Totalmente de acuerdo.
Pero cada vez se hace más necesario un sistema «leader centric», donde se protejan también las emociones y el trabajo de aquellos que están obligados a dar la cara cuando todo falla.
Sobre todo en organigramas en los que encontramos puestos de mando intermedios que si bien tienen que liderar ciertos equipos no son los verdaderos «jefes».
¿Por qué damos por hecho que el líder es una especie de héroe todopoderoso, que cuando se pone su traje y su capa ya no necesita nuestra ayuda?
La soledad del «leader».
Se nos olvida, pero…
Son personas.
Personas de carne y hueso que sufren y padecen, como los demás. Y en su caso es posible que incluso más.
¿Por qué? Pues porque tienen más presión, muchísima más que los demás.
Así que se enfrentan a “la soledad del líder”, esa especie de tierra de nadie donde luchan por ganarse el favor de sus mandos superiores sin perder la buena relación con sus antiguos compañeros.
Algo que ocurre especialmente en aquellos que provienen de cargos inferiores y a quienes se les recompensa con la “maldición” de tener que guiar a los que hasta hacía unas horas eran sus iguales.
¿Acaso el líder es una especie de héroe todopoderoso, que cuando se pone el traje y la capa del nuevo puesto ya no necesita nuestra ayuda?
¿Por qué extraña circunstancia creemos que no necesita nuestra comprensión?
¿Quién piensa en cómo se siente, qué necesita, cómo puedes ayudarle?
Ahora me dirás, pero “también tienen más sueldo”.
Si, es cierto, aunque a estas alturas seguro que ya sabes lo que te voy a responder a eso:
«El dinero no lo es todo».
Y sobre todo, el dinero muchas veces no compensa el esfuerzo de liderar.
Cuando lideras estás solo.
Pero lo peor es que todos los problemas acaban en tu mesa. Para eso sí que somos leader centric.
¿Leader centric o Problem centric?
Y es que de repente la mesa del líder se convierte en una especie de planeta de alta gravedad donde convergen todos los problemas del universo.
Todos los marrones acaban orbitando a su alrededor: los de los clientes y los de los empleados.
Los de su propio jefe, que siempre son urgentes y los de los proveedores también.
Ya ni te cuento de los problemas de administración.
Todos esos y más acaban en su mesa.
Pero ¿Quién se preocupa por él, por el líder?
Nadie.
Al contrario.
Es juzgado, en ocasiones con mucha dureza y enorme desconsideración.
También es odiado.
Sí, no lo niegues.
De hecho, en los muchos años que he trabajado liderando equipos y tenía que encargarme de ascender a alguien siempre le decía:
“Ten en cuenta que a partir de ahora en la parte de delante de tu tarjeta pone jefe, pero en la de atrás, para los demás, pone “cabr…” (seguro que sabes rellenar los puntos suspensivos).
Cuando ascendía a alguien siempre le decía: ten en cuenta que a partir de ahora en la parte de delante de tu tarjeta pone jefe, pero en la de atrás, para los demás, pone “cabr…” (seguro que sabes rellenar los puntos suspensivos).
De supercompi a líder.
La cara de mis interlocutores era una mezcla entre incredulidad y horror y los imagino pensando “pero qué narices dice esta loca, si soy supercolega de mis compis”.
Pero sí. Invariablemente, yo tenía razón.
Y siempre venían a decírmelo con el tiempo.
Que conste que no me gustaba tener razón en esto.
Pero la experiencia es un grado, y cuando una situación se repite una y otra vez, la menda, que no es tonta, aprende.
Es que por mucho que seas supercolega de tus compañeros, por muchas cañas que os hayáis tomado juntos, en cuanto te nombran jefe para ellos es como si te pasaras al bando enemigo.
Te han abducido.
Eres un extraterrestre, de los que hay que abatir y odiar.
Porque cuando te nombran jefe, además de otras muchas atribuciones, está la más importante. Y también la más letal para su vida laboral.
Puedes despedirlos y su futuro empieza a depender de tu profesionalidad.
Ellos lo saben.
Tú también.
Y eso abre un abismo entre vosotros.
Eres el guardián de “la charla”.
Así que, si te han nombrado jefe recientemente, bienvenido al club de los cabr…
Ah, ¿No quieres serlo? ¿Crees que invitándoles de nuevo a cañas vas a conseguir que cambien de idea sobre ti?
¿Piensas que siendo guay y simpático vas a conseguir ser un jefe genial y quitarte esa etiqueta odiosa?
En cuanto te nombran jefe, para ellos es como si te pasaras al bando enemigo.
El líder se encarga de «la charla».
Permíteme decirte que te equivocas.
El que es jefe, es jefe, y ellos no lo van a olvidar. Y tú, tampoco.
O no deberías al menos.
Porque en algún momento, alguno de tus compañeros (o más bien ex-compañeros) meterá la pata.
O tendrás que exigirle un rendimiento en un plazo determinado.
O, quien sabe, quizá no está consiguiendo sus objetivos.
Y entonces como líder tendrás que dar “la charla”.
Y cuando eso pase no se van a acordar de las cañas ni las rondas que pagaste.
En ese momento, te conviertes directamente en el CABR… (ahora con mayúsculas) que todo jefe es por cumplir con su trabajo.
Ninguno se parará a pensar en si tú lo pasas mal, o si te duele tener que ponerte en esa posición de gestión, por otra parte necesaria para el buen funcionamiento de los procesos, o de la empresa.
Todos te pondrán verde, cuando el que no consigue sus objetivos les cuente a los demás, lo cabr… que has sido mientras se toman una caña a la salida.
Caña a la que, por supuesto, tú no has sido invitado.
Nadie va a pensar que tienes razón, porque el leader centric, por desgracia, aún no se ha inventado.
Así que ¿por qué no lo hacemos? ¿Por qué no lo inventamos?
Haz tu organización «leader centric»
El hecho de que no se haya inventado no quiere decir que no se pueda crear un sistema «leader centric» equilibrado y efectivo.
Y ya sabes lo que dicen de estos sistemas.
No importa lo bien que lo hagas.
Lo que importa es ser el primero en hacerlo.
¿Qué necesitas para crear una corriente «leader centric» realmente efectiva?
Obviamente habría que trabajar en los dos ambientes que se ven afectados por esta situación.
Por una parte se pueden acometer acciones que nos permiten preparar líderes de garantía que gestionen los equipos de forma eficiente y equitativa.
Por otra parte, hay dinámicas de equipo que les permiten asumir sus roles y competencias bajo la supervisión de líderes equilibrados.
¿Cuáles son algunas de ellas?
-Podemos crear el programa «jefe por un día» para que tus supercompis se pongan por un momento en tus zapatos y vean lo difícil que es y lo que conlleva.
-O poner en marcha el de «pregúntale al jefe«, en el que una vez al mes te reúnas con algunos de los empleados y puedan preguntarte, con total transparencia, aquello que más les preocupa.
Si, a pesar que aún no exista el leader centric, quieres convertirte en un buen jefe, tal vez este otro artículo te resulte de ayuda: ¿Quieres ser gerente? ¡PREPÁRATE!
Si por lo contrario diriges una empresa y te preocupa crear equipos equilibrados y líderes que no sean auténticos … bueno, ya sabes, te puedo ayudar, sólo tienes que hacer click en el botón de abajo para agendar tu primera sesión gratis y dar el primer paso.
Quizás seas el primero en crear la nueva corriente leader centric.
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